La última vez que pasé por aquí acababan de terminar las vacaciones de invierno, llovía de vez en cuando y llevábamos botas y jersey. Ahora estamos a las puertas de las vacaciones de Semana Santa, por la ventana entra el sol, los árboles empiezan a florecer y yo hoy no me he puesto calcetines. El caso es que marzo pasó volando, y abril lleva el mismo camino... En realidad he estado ocupada: a finales de marzo, gracias a la recomendación de una amiga profesora, me invitaron al MIS (Munich International School) a impartir unos workshops de fotografía a varias clases. Era mi primera experiencia con niños (aparte de los míos!) y aunque nerviosa no iba (para lo que soy yo, ¿será que estoy madurando?) salí feliz, me resultó muy gratificante hablar de lo que más me gusta y ver tantas caras de interés entre niños de edades muy variopintas...
Además, la semana pasada retomé los cursos presenciales de iniciación a la fotografía que ya empecé a impartir a finales del año pasado. Creo que no lo había comentado aquí, pero en vista de la insistencia de varias de mis amigas, hace unos meses organicé un grupo para enseñarles a usar sus cámaras réflex (y muchas cosas más!) y... ¡resultó genial! Por lo menos desde mi punto de vista. En realidad tendrían que opinar ellas, claro, pero el feedback fue positivo y yo estoy muy contenta.